miércoles, 13 de junio de 2007

Sabes controlar tus emociones? Parte 1


Je je este es otro buen articulo que me tumbé de "por allí"


Cito (otra vez).

Has visto alguna vez el concurso Gran Hermano? Si la respuesta es afirmativa, ya sabes lo que no es inteligencia emocional: gritos, amores súbitos, cambios repentinos de humor del concursante sin que el espectador, sus compañeros o el mismo protagonista sepa por qué... En definitiva, descontrol emocional. Un vaivén que no sólo provoca frustración en el interesado, sino que complica su trato con los demás.
Frente a este caos la solución es especializarnos en inteligencia emocional, en “percibir, comprender, valorar y regular las emociones propias y ajenas para que redunden en nuestro bienestar personal”, explica Pablo Fernández Berrocal, doctor en Psicología por la Universidad de Málaga.
Suena bien, pero ¿cómo se lleva a la práctica? ¿Cómo se controla algo tan impulsivo como un sentimiento?

HABILIDADES EMOCIONALES

El primer ejercicio para entrenarse en este saber consiste en comprender los engranajes de la maquinaria emocional: percibimos un estímulo (un ruido, un recuerdo...) y al interpretarlo (bueno, peligroso, apetecible...) nuestro cuerpo se activa hasta el punto de emitir respuestas corporales (rubor, sudor...). Por último vivimos la experiencia emocional.
Pues bien, la clave está en cómo interpretamos la emoción, de ahí que la gente reaccione de forma tan dispar ante un mismo estímulo y también por eso nos emocionamos con cosas distintas.
Una vez entendido qué estímulos nos activan y cómo los interpretamos, el siguiente paso es ponerse a practicar. Además, hay una buena noticia: “Las habilidades emocionales se aprenden y por tanto pueden modificarse. Son susceptibles de mejora siempre y cuando practiquemos con ellas y no nos limitemos a hacer una mera reflexión teórica y pasiva”, comenta la doctora Natalia Ramos, profesora de Psicología de la Universidad de Málaga.
Y aquí practicar se traduce en llevar a cabo ejercicios como si nos hubiéramos apuntado a un auténtico gimnasio: “Etiquetar la emoción cuando aparece, darle un nombre, porque diferenciar las respuestas emocionales es el paso previo a comprenderlas. Hay que relacionarla con un tipo de situación, evocarla prestando atención a las respuestas corporales (taquicardia, sudoración...) y psicológicas (tristeza, euforia...) que pueda producir, de manera que vayamos familiarizándonos en carne propia con la emoción”, comenta Natalia Ramos.

Esto lo escribió una señora que se llama Ana Garcia Piñan (psicologa)

Continuará...

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